domingo, 1 de mayo de 2011

¿Asexualidad en el siglo XXI?



Así como muchos hombres y mujeres se definen en su plano más íntimo como heterosexuales, homosexuales, bisexuales… actualmente se estima que un cinco por ciento de la población mundial se autoproclama como asexuados: personas que sencillamente no tienen ningún interés por el sexo.

Aunque muchos de los especialistas y estudiosos del tema aseguran que no se trata de una «anormalidad» del funcionamiento psíquico o biológico en la sexualidad, los estudios apenas han comenzado a desarrollarse en este campo y aún no se ha podido comprobar su verdadero origen.

Lo cierto es que es un fenómeno creciente, que comenzó en 2001 en los Estados Unidos y que se ha extendido a otras naciones como Italia, China, Japón, Canadá y España, especialmente a través de la gran red, por medio de los foros y comunidades virtuales.

Entre ellas es muy reconocida la Asexual Visibility and Education Network (AVEN), una plataforma para educar y hacer visible el movimiento asexual, con la esperanza de que se reconozca la asexualidad como una orientación tan válida como la heterosexualidad o la homosexualidad.

Quienes se identifican con esta «motivación» señalan entre sus experiencias que, sencillamente, nunca han sentido atracción sexual, ni piensan en una persona atractiva o sensual, o en la necesidad de estar en pareja.

Ello no significa que sean apáticos o no tengan amigos, pues no tienen complejos o problemas para entablar relaciones sociales. Se trata de una manera de vivir sin intimidades, ni deseos, o pasiones carnales.

Aunque no pocos psicólogos consideran que en muchas ocasiones se achaca la asexualidad a traumas que se hayan podido sufrir en la infancia o malas experiencias, lejos de sentirse traumatizados, estas personas se declaran altamente satisfechas con sus vidas.

Desde el punto de la sexología, la asexualidad se considera como una forma de abstinencia, pues se dice que desde nuestro nacimiento somos seres sexuados, y sentimos en mayor o menor medida deseo sexual.

Sin embargo, para quienes se proclaman asexuales, su forma de vida no es una decisión que implica limitarse o negarse a los placeres carnales, pues en realidad ellos no sienten esas ansias, y se sienten muy satisfechos así.

NO ABSTINENTES

Casi todos los hombres y las mujeres se abstienen de tener relaciones sexuales en alguna etapa de su vida, como una manera de lidiar con la sexualidad, asumida como una decisión de cuerpo, mente, y espíritu.

Esto ocurre generalmente en el período de la adolescencia y la pubertad, cuando el organismo comienza a sentir los primeros deseos sexuales, y el cuerpo empieza a madurar, pero aun no está preparado ni biológica ni emocionalmente para enfrentar las relaciones más íntimas.

Una vez transcurrido este tiempo, para la gran mayoría de los seres humanos es muy difícil practicar la abstinencia, y si se decide por ella se debe tener muy clara la manera en que se espera lidiar con la vida sexual, tanto en las mujeres como en los hombres, desde las razones y concepciones de cada quien.

En el caso de las parejas, la abstinencia funciona cuando ambos miembros están de acuerdo. Se debe tener en cuenta que una decisión tan importante no puede ser tomada a la ligera, y por tanto la pareja debe estar de acuerdo, antes de que esta actitud afecte la normal armonía de la misma.

Para quienes optan por ella como un método anticonceptivo deben es válido advertir que este mecanismo tiende a ser menos eficaz pues requiere de una fuerte motivación, control de sí mismo y compromiso.

Muchos hombres piensan que mantener abstinencia sexual durante más tiempo es mejor, porque así acumulan más espermatozoides. Sin embargo, eso no es así, porque la producción de espermatozoides depende de la genética de cada individuo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tiempo óptimo de abstinencia para optimizar las posibilidades de tener un hijo está entre 2 y 7 días. La abstinencia más de 7 días no aumenta los espermatozoides, sino que baja su calidad, reduciendo la movilidad y elevando los problemas de radicales libres.

Los expertos coinciden en que este es sin dudas un método ideal para los adolescentes, a partir de una educación sexual, iniciada desde la infancia o al inicio de la pubertad, pues requiere de mucha información.

POLÉMICA SEXUAL

Aunque la asexualidad sea concebida por muchos como una decisión de cada quien, algunos especialistas insisten en que también puede tratarse de problemas en el plano íntimo.

Según describe la literatura especializada el deseo puede desaparecer por motivos personales, ideológicos, religiosos, además de los motivos físicos. Sin embargo, al ser el cerebro el órgano sexual por excelencia, si la persona dice que prefiere abstenerse, esta determinación puede dar lugar a no sentir deseo.

O sea, la asexualidad no es una decisión como el celibato, sino una inapetencia al sexo registrada de toda la vida, por tanto quienes la practiquen pueden vivir tranquilamente y de manera sana sin tener coitos.

Esta falta de unificación de criterios en los estudios convierte a la gente que se define como asexuada en todo un misterio científico, aunque la balanza se inclina cada día a reconocerla como una opción más.

Como toda conducta en la vida íntima de la persona, mientras no perjudique a nadie más, nada es obligatorio, y tener o no actividad sexual tampoco es la excepción. Elegir cómo y quien se desea ser en el plano sexual, desde los gustos, concepciones e ideales de cada quien es un derecho pleno, como parte de la búsqueda misma de la felicidad.

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