sábado, 24 de noviembre de 2012

Así viven los asexuales


En una sociedad en la que abunda la pornografía, pululan los escándalos de adicción al sexo, los gays y lesbianas reclaman sus derechos y los medios de comunicación celebran el erotismo, nada causa más sorpresa que alguien se declare asexual. Johanna Villamil, una artista y gestora cultural de Bogotá lo es y ha visto la cara de sorpresa que ponen sus interlocutores cuando les cuenta que el sexo con otros no es lo suyo. Le dicen que eso no puede ser posible, que tal vez no ha conocido a la persona correcta, que es una fase, pues todavía es muy joven (27 años) o que debe ser algo hormonal. Pero ella sabe que nada de eso es cierto porque se ha sentido así desde la adolescencia, cuando en pleno despertar sexual las conversaciones de sus amigas del colegio empezaron a enfocarse en los jóvenes más guapos o en los que más les atraían. "A mí me parecía que hablaban en chino porque no podía identificarme con esas sensaciones y eso es aterrador porque se supone que a esa edad uno debería estar sintiendo lo mismo", dijo a SEMANA. A pesar de eso, en aquella época tuvo relaciones sexuales porque era lo que se esperaba, aunque asegura que dichas experiencias no le ayudaron a resolver sus dudas. "Yo me seguía preguntando para qué es esto. Antes de un encuentro tenía que prepararme y pensar". No sentir la misma necesidad de otros por el sexo la llevó a leer libros sobre el tema y a hablar de su caso con sus amigos hasta que entendió que es asexual. Así se denominan las personas que no sienten la atracción sexual que lleva a otros a tener contacto íntimo con alguien. Desde hace tres años ella decidió formar un foro privado en internet para que otros en su situación pudieran intercambiar experiencias. Además es vocera del tema en Hispanoamérica para darle visibilidad y educar a la sociedad para que respete los derechos de los asexuales, tal como sucede con otros miembros de la comunidad LGTBI (Lesbianas, Gays, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales). Según ella, no es lo mismo ser asexual en Estados Unidos o el Reino Unido, donde el movimiento lleva más años, que serlo en Latinoamérica donde la sociedad es más conservadora y religiosa. "Las mujeres se realizan cuando tienen hijos y los hombres son machos de verdad si son buenos sementales". Por eso, muchos prefieren no salir del clóset y tener una vida sexual activa para adaptarse a la presión social. Villamil señala que en Colombia el grupo no pasa de 100 personas. Pero según los estudios esta situación se presenta en una de cada 100 personas, lo que significaría que 400.000 colombianos serían asexuales, de un total mundial de alrededor de 70 millones. Para Johanna son dolorosas las burlas y la discriminación, así como sentirse totalmente perdida en las conversaciones sobre sexo de sus amigos. Pero tal vez lo más difícil para los asexuales llega cuando tienen una pareja a la que aman, aunque no están interesados en la dimensión sexual del romance. Esto lleva a que muchos de los asexuales sean solteros. En Colombia la gente todavía reacciona ante el tema como si se tratara de una aberración. "En esta sociedad se asume que la atracción sexual es una fuerza muy poderosa y que todos deben sentir de la misma manera", explica Mark Carrigan, investigador de la Universidad de Warwick, Inglaterra. Pero las cosas están cambiando. El reciente libro Understanding Asexuality es el primer recuento serio sobre el tema, escrito por Anthony F. Bogaert, un profesor de sexualidad humana de la Universidad de Brock en Canadá, y tal vez el mayor experto mundial en asexualidad. Bogaert es consciente de que siempre ha habido asexuales, pero hoy muchos se sienten excluidos en medio de una cultura obsesionada con el sexo. Paradójicamente, dentro de esa misma cultura, en la cual se permite hablar abiertamente de la sexualidad y del erotismo, estas personas están saliendo del clóset con más facilidad. En julio pasado se realizó en Londres la primera gran conferencia sobre el asunto. Por otro lado, el grupo Aven, cuya sigla significa Asexuality Visibility and Education Network, fue fundado en 2001 por David Jay, un asexual californiano de 30 años, y ya cuenta con 60.000 miembros en el mundo. "Gracias a esto, una persona que hoy escriba en Google la palabra asexual obtendrá como resultado esta organización que los entiende y acompaña, y no un artículo del sistema reproductivo de las estrellas de mar", dijo Rachel Hills a la revista The Atlantic. El gran aporte del libro de Bogaert es mostrar que aquellos que no sienten esas mariposas en el estómago o ese deseo urgente por tener contacto sexual con otra persona no son desgraciados por eso. "Quizás se están perdiendo de algo pero no porque el sexo sea algo irrelevante para ellos", dijo el autor a SEMANA. "¿Alguna vez usted ha hecho paracaidismo? Si a usted no le interesa, ¿debería diagnosticarlo como un desorden de bajo deseo de paracaidismo?", explica Bogaert. El experto, además, ha encontrado que bajo esta categoría hay muchas variaciones porque las personas asexuales tienen una mayor capacidad para diferenciar entre romance y sexo. Por ejemplo, muchos de ellos sienten atracción romántica por otros aunque no conciben la idea de tener sexo y se mantienen vírgenes toda la vida. Algunos ni siquiera han besado a otra persona por primera vez. Por otro lado, hay quienes tienen cierto impulso sexual y pueden masturbarse para sentir placer, pero no sienten interés de dirigir esa energía hacia otros. Así mismo, hay asexuales que pueden estar atraídos románticamente hacia personas de su mismo sexo, en cuyo caso serían homosexuales. En su trabajo, Bogaert ha encontrado que a algunos asexuales les falta excitación, fantasías, placer o atracción sexual, pero esta última carencia es el factor común de todos. Y dicha falta no es por un tiempo determinado ni propiciada por voluntad de ellos, como si lo sería el celibato, sino una situación permanente. De hecho, según el doctor Raúl Paredes, director del Instituto de Neurología de la Universidad Autónoma de México: "No hay alteraciones físicas, pues ni los hombres tienen problemas de erección ni las mujeres de congestión vaginal", dijo el experto a SEMANA. Paredes y su equipo han reportado resultados de investigaciones en animales. Para el estudio ponen a la hembra y al macho en un mismo espacio, y cuando estos no responden sexualmente al estímulo los llaman machos no copuladores. Es otra prueba de que la asexualidad está presente en el mundo animal. Por eso, algunos creen que estos casos deben incluirse como otra categoría sexual, así como los homosexuales, bisexuales y heterosexuales. "Se trata de una variabilidad sexual y no de un problema físico o una disfunción. Así como unos son extremadamente sexuales, otros no lo son", asegura Paredes. Aún no se sabe qué lo causa. Ciertas investigaciones señalan una deficiencia de neurotransmisores que son claves para la síntesis de hormonas como testosterona y el estradiol. Otros, como Bogaert, señalan un factor biológico en las etapas prenatales que causa una predisposición. "Pero la cultura también tendría un impacto", dice el experto. Mientras tanto, Johanna Villamil espera que con su trabajo muchos acepten su condición y hablen del tema sin tapujos. Esto ha sido vital para poder tener relaciones con parejas estables y poder negociar con ella el significado de intimidad, atracción y placer. "Yo soy una persona totalmente normal, sociable, capaz de tener relaciones con los demás, con pasiones y placeres por muchas cosas de la vida, como todos. Solo que no me interesa el sexo".
http://www.semana.com/vida-moderna/viven-asexuales/188200-3.aspx

jueves, 8 de noviembre de 2012

LOS SIN SEXO

Son los últimos y sufridos habitantes del armario. Los llamados asexuales, entre el 1 y el 3% de la población mundial según los expertos, no sufren ninguna enfermedad ni trastorno psicológico alguno, simplemente carecen de deseo por el otro. Son los ciudadanos más paradógicos de una sociedad en la que el sexo es medio y fin para casi todo.


Por Lola Fernández

En el principio estuvo el sexo y, después, un lío terminológico descomunal para tratar de denominar a todas las presencias y ausencias que en el hecho carnal se producen. Porque sin palabra no existe el hecho, los protagonistas de este reportaje han tenido que aferrarse a un vocablo que, a pesar de no encajar exactamente en sus hechuras, sirve para el básico propósito de explicarles. Hace ya una década que los llamados "asexuales" salieron del armario gracias a un foro digital de origen británico, Aven (Asexuality Visibility and Education Network o Red para la Educación y Visibilidad de la Asexualidad), donde se cobijó de todo un poco. Personas con bajo deseo sexual, trastornos psicológicos, enfermas, acomplejadas, voluntariamente célibes... Todas unidas por una vida sin contacto sexual con el otro. La palabra "asexual" quiso señalar esa falta, a pesar de que es imposible que el ser humano escape a su naturaleza, inequívocamente sexual.

"La sexualidad es un instinto, un impulso básico. Lo que existe desde antes de Freud son diferentes formas en las que uno la canaliza. Lo que ahora se entiende como asexualidad es la ausencia de relaciones sexuales", aclara el doctor José Díaz Morfa, psiquiatra-psicoterapeuta, terapeuta sexual y de pareja y Presidente Asociación Española de Sexología Clínica (AESC). Sin embargo, aún más equívocos se cobijan en el libre uso de la palabra de marras. No tienen relaciones sexuales los sacerdotes y monjas, y por ello son célibes, no asexuales. Tampoco aceptan contacto carnal con el otro, durante un período de sus vidas, los practicantes de la virginidad antes del matrimonio, pero no son exactamente asexuales. Asimismo, no deberían considerarse así los que sufren trastornos que tienen que ver con el descenso de la líbido o problemas psicológicos que devienen en el rechazo de la necesaria intimidad.

Para aclararnos: una cosa es la total ausencia de deseo sexual, que supone un síntoma de un trastorno, y otra la asexualidad, la falta de atracción por el otro, que no tiene porqué ser vivida como tal. Que no se mantengan relaciones con otra persona no significa que el deseo no se canalice, por ejemplo, por la vía del autoplacer. "Si un sacerdote renuncia en su vida sexual a una conducta carnal y lo asume y no le causa preocupación, no hay ningún problema. Los médicos no calificamos ni juzgamos, sólo vemos si hay trastorno o sufrimiento. Ahí es cuando podemos decir que hay una patología", explica el doctor Díaz Morfa. "No creo que exista una persona que no tenga deseo sexual por nadie", afirma Araceli Gutiérrez, psicóloga clínica, sexóloga, terapeuta de pareja. "Siempre habrá un George Clooney o cualquier otra fantasía que ronde la cabeza...". Conviene, también, distinguir la asexualidad del IDS o inhibición del deseo sexual. "Lo sufren personas a las que no les apetece tener relaciones, no tienen deseo, y se quedan en ese grupo de asexuales", continúa la psicóloga. "El IDS se ha extendido mucho en los últimos años debido a la crisis general de la pareja, a la vida que llevamos, al individualismo cada vez más enraizado... Muchas personas solas, al no relacionarse con el sexo opuesto, no hacen más que retroalimentar esa inhibición".

Cuando, hace una década, esta comunidad silenciosa y apenas visible comenzó a salir del cascarón, lo asexual se propuso como un "cuarto sexo", otra vía de vivir la sexualidad. Rechazado hoy este punto, continúa la necesidad de un término con el que explicar, a los demás y a uno mismo, una vida sexual no convencional, pero se evita restringir su radio de acción. "Lo asexual no es una orientación sexual ni una etiqueta", confirma Johanna Villamil, representantes para la comunidad hispanohablante de Aven. "A mí me gusta decir que funciona como una herramienta que utilizas para relacionarte de una determinada manera con otras personas". Traducción: sin que haya sexo de por medio. Johanna, colombiana de 29 años, empresaria y gestora cultura de cierto renombre, calcula en 2.000 las personas que utilizan el español en el foro asexual, una gota en el océano de la cifra total de 50.000 contabilizados en todo el mundo. España, México y Argentina son los países hispanos que más foreros aportan. Villamil cita estudios que cuantifican entre un 1% y un 3% los asexuales a nivel mundial.

Los asexuales confesos pueden declararse románticos, cuando establecen relaciones emocionales de pareja (ya sean heterosexuales, homosexuales o bisexuales) o arrománticos, cuando no sólo prescinden del sexo sino también del enamoramiento. Johanna, por ejemplo, es heteroromántica: "No siento atracción sexual hacia otras personas, pero eso nunca ha sido una trampa o una falla. Siempre he tenido personas muy cerca que me han brindado su afecto y relaciones muy estables y fuertes, sin tener la necesidad de recurrir al sexo para que me dieran ese tipo de apoyo". Su historia es un buen ejemplo del ominoso camino que debe realizar cualquier persona que no se encuentre dentro de los márgenes de lo más frecuente en el terreno sexual.

"Comencé a tener relaciones sexuales en la adolescencia. Mis encuentros eran agradables, pero siempre me rodeaba un sinsentido. No entendía para qué se hacía, porqué era necesario. Si el hambre te lleva a comer, yo comía sin hambre. El médico me examinó y dictaminó que era una persona saludable y que mi líbido era normal. Pero yo quería entender lo que me pasaba... Mis amigos me explicaban que cuando practicaban sexo no pensaban, no racionalizaban como yo hacía: se enfocaban en los sentidos. Cuando yo intenté hacerlo así, me di cuenta de que lo que para otros era algo natural y fluido, para mí no lo era. Eso excitó mi curiosidad y comence a tener encuentros sexuales con el simple objetivo de observar mis reacciones. Nada funcionaba bien. Recurrí al psicólogo y al sexólogo, y gracias a ellos me aproximé al sexo como construcción social y ahí logré entender muchas cosas, a entender que lo que yo rechazaba eran las normas que dictan cómo debe ser la conducta sexual políticamente correcta. O que las relaciones emocionales importantes deben llevar aparejadas, necesariamente, las relaciones sexuales".

Hoy, Johanna disfruta de una vida sexual y emocional absolutamente plena. Plena, pero nada común. "En lo sexual, sigo fascinada por la exploración de otras vías: el fetichismo o el bondage, por ejemplo. Prácticas que no necesitan de otras personas para generar placer. También me interesa mucho el movimiento Sexo Positivo, que incita a las personas a apoderarse y a descubrir su propia sexualidad". Románticamente también está satisfecha: "Yo soporto mis emociones y estabilidad en cuatro personas muy cercanas a mí, que han vivido conmigo mi proceso de exploración hasta llegar a este punto en el que me reconozco en la asexualidad. Ellas también viven lo sexual de otra manera y me entienden. Llegué a la asexualidad porque no sabía cómo hablar de mis relaciones, sobre todo con mi familia. No sabía cómo contarles que tengo una relación muy estable, ya desde hace seis años, con un chico gay que no es sexual. Afortunadamente, han visto que soy una persona feliz y saludable y no se preocupan por mí; conocen a las personas con las que comparto mi vida emocional y piensan que tengo suerte por tenerlas a mi lado".

David, operario en una fábrica valenciana de 30 años, es el equivalente a Johanna en nuestro país: él abrió hace tres años la página web de Aven España y administra tanto esta como el foro. Contabiliza en 200 los usuarios activos, y en unos 1.500 las personas que hasta el momento han participado en el foro. Su experiencia no tiene la intensidad exploratoria de la de Johanna: se asemeja más a la del común de los autodenominados asexuales. "Ya en la adolescencia me di cuenta de que no me fijaba en' esas cosas'", relata. "No quería ligar, ni estar con una chica. Luego pasé en una etapa en la que pensé que podía ser gay. Me metí en chats y todo eso, pero tampoco quería quedar con tíos... No sabía muy bien lo que me pasaba. Y así he pasado mi vida hasta los 27 años. Gracias a un programa de televisión en el que salía una chica del foro de Aven hablando de la asexualidad, me di cuenta de que no me sentía traído por nadie, ni por chicos ni por chicas. Me sentí totalmente identificado con ella". ¿No has consultado a ningún médico? "No, porque no lo vivo como un problema. No me hace falta, yo soy una persona feliz, normal, tranquila. No me siento mal. Mi familia no lo sabe, pero mis amigos más íntimos sí, y me apoyan y me comprenden".

La pregunta del millón de euros en estos casos, la auténtica prueba de algodón de la asexualidad, tiene que ver con la existencia o no del impulso sexual, independientemente de que se comparta o no. Aunque un asexual también puede ser hiposexual (uno, dos o a lo sumo tres episodios sexuales al año) o sufrir una IDS irresuelta... David responde abiertamente: "Muy pocas veces, muy de vez en cuando, me masturbo. Pero es algo muy puntual, sucede muy rara vez y no responde al deseo de acostarme con alguien. Es una cosa conmigo mismo y ya está". También responde a la íntima pregunta Lucía Lietsi, asturiana de 39 años y autora del libro "Diario de una asexual" (en Bubok), donde cuenta de forma novelada su búsqueda. "La gente confunde asexualidad con falta de deseo. Pero una líbido baja, la frigidez, la hiposexualidad o cualquier trastorno de la persona que esta pueda desconocer es tratable. En mi caso, tengo una sexualidad buena, un deseo sexual normal y una capacidad para disfrutar del sexo normal. Y me he enamorado y he tenido una relación fantástica con una persona idónea. Pero cuando no eres capaz de sentir atracción sexual en una situación así, te empiezas a plantear qué es lo que pasa. Ya he comprobado en varias relaciones que no respondo como deberías".

Lucía tampoco establece relaciones románticas. "Los que nos abstenemos somos más coherentes, aunque hay asexuales que están casados y tienen hijos... Yo soy bastante independiente. No tengo dependencia emocional de nadie. Una persona no va a llenar mi vida ni yo a ella... ¿Para qué me voy a buscar un problema? Estar sola no me plantea un problema. Aunque soy heterorromántica, no voy a someter a ningún chico a una relación asexual. Mi vida está bien como está". Pero no fue siempre así... "Con mis parejas siempre he jugado al gato y al ratón... Mi primer novio era muy religioso y me era fácil esquivarle. Luego tuve otra pareja que no pasó de un tonteo. Mis relaciones han sido de una noche, sin implicación emocional. No quiero perder a un buen amigo por una mala experiencia sexual. Para experimentar, siempre he buscado gente con la que no me importaba quedar mal. Para no poner en riesgo nada".

La historia de Pau Masats, barcelonesa de 33 años, refleja los fatales equívocos que se pueden vivir cuando uno de los miembros de la pareja adolece de atracción por el otro. "En mi adolescencia, mi deseo era más alto. No sé si llegaba a la media, pero era mucho mayor que ahora seguro. Tras una relación fallida y una fase en la que experimenté sexualmente, me centré en el trabajo y los estudios. Cuando volví a enamorarme, lo que yo consideraba una líbido muy alta para ella no era nada... Eso fue bastante frustrante para ambas partes. Recuerdo cómo intentaba hacerle entender que era la persona por la que había sentido más atracción en mi vida, pero ella no lo vivía así. La situación le dañó la autoestima: pensaba que no era nada atractiva. Cuando descubrí la asexualidad, fue un alivio. Pudimos aclarar muchas cosas".

A Pau no le interesa si su baja frecuencia sexual es tratable o no: "Fui a un psicólogo para otros temas y acabó saliendo lo del deseo sexual. Fue un desastre. Entonces no me preocupaba, y no estaba dispuesta a convertir en problema algo que para mí no lo era. Creo que los especialistas deberían ceñirse a ayudar en lo que la persona pide, y ya está. No me gusta la idea de convertir en patología cualquier comportamiento que se considere fuera de lo "normal". Aunque tenga causas físicas o sea una enfermedad, ¿tendría que tomar pastillas, con los efectos secundarios que puede conllevar, sólo para "curar" mi falta de deseo? Si quisiera tener más acudiría al médico, pero no es el caso".

Cada historia asexual es, en realidad, un mundo. Cada persona vive su sexualidad o ausencia de ella a su manera. Con sus herramientas y sus circunstancias. Sin embargo,por sus testimonios se deduce que no les plantea tanto un problema con ellos mismos, sino con los demás. La asexualidad, algo tan íntimo y secreto, termina resultando un problema social. Relacional. ¿Se puede vivir en una sociedad como la nuestra prescindiendo de lo carnal? "Yo he llevado mal las preguntas de la familia porque, además, a mi edad ya soy una solterona", confiesa Lucía. "En mi vida sexual procuro ser discreta: nadie sabe y nadie tiene porqué saber. Mis amigos cercanos lo saben, y mi familia lo está digiriendo... Lo que es incómodo es cuando te comentan que le gustas a alguien y tienes que lidiar con la situación. Si pudiera decir: "Soy asexual, no me empujes que no me interesa", me evitaba todas estas cosas. Hoy procuro evitar el tema e ir capeando el temporal, pero antes buscaba la cita y el acercamiento, a ver si provocaba en mí una emoción diferente. A mis años, ya no lo hago".

"El contrato de las relaciones románticas incluye siempre el sexo. O sea: para tener intimidad y demostrar afecto a otra persona tienes que mantener relaciones sexuales. Pero, si no experimento atracción sexual por otros, ¿no tengo derecho al afecto o la intimidad? ¿Cómo me voy a desenvolver en sociedad entonces?", se pregunta Johanna. David muestra la misma preocupación. "Hoy, si no follas no eres nadie. Hecho de menos una compañía, tener una amistad para siempre. Me gustan las caricias y las demostraciones de afecto, lo que no me gusta es el sexo". "Hay maneras de demostrar afecto tanto en la amistad como en las relaciones románticas, y hay un espacio que explorar entre ambas", prosigue Johanna. "La intimidad es un concepto que se asimila al sexo, pero existe la intimidad no sexual y es una cosa muy bonita. Es una intimidad física, pero no dirigida a la parte sexual. Es compartir la cama, abrazarse, es ternura, cariño... Que alguien valore la intimidad no sexual no es habitual, así que cuando las personas se encuentran con esa circunstancia, no duda en aprovechar la oportunidad, al menos en mi experiencia. Es muy bonita la manera en que lo aprecian".

¿Relaciones sin sexo? Eso es algo que parece, si no imposible, sí implanteable debido al miedo al rechazo. "Los asexuales no encajamos, como tanta otra gente, pero no nos planteamos rechazar las normas ni los convencionalismos. Es la sociedad la que nos rechaza", explica Lucía. "No es exactamente que se rechace al asexual", considera el doctor Díaz Morfa. "Lo que ocurre es que su existencia inquieta, porque nos hace cuestionarnos nuestra propia sexualidad". La presión de un entorno en el que el sexo es omnipresente no sólo afecta a los asexuales, sino también a los que practican en compañía de otros. "Hemos pasado de un paradigma de represión a una invasion de lo sexual. Lo que ahora vivismo es una sexualidad de consumo. Hay que ser, por fuerza, muy sexual. Aunque no la necesitan desde el punto de vista médico, los chicos jóvenes toman Viagra: tienen que consumir sexo y la sociedad se lo facilita. Existe la sensación de que hay que cumplir no ya con la pareja, sino con la sociedad. Tanto el hombre como la mujer deben ser muy sexuales. Pero es difícil que haya deseo cuando vivo el encuentro sexual como una exigencia. Entonces ya no me apetece. Todo tiene que fluir un poco más espontáneamente".

"El sexo no es algo que sólo se usa para vender cerveza, revistas o coches", coincide Johanna. "Es un medio por el que se mide el éxito de una persona, su felicidad y su madurez. Explorar la propia sexualidad libremente es ir en contra del sistema, porque es ir en contra de ser una máquina. No hay unas instrucciones determinadas para ser feliz. La sexualidad no debe meterse en una caja para luego ver si encajamos o no en ella. Existen muchas maneras de relacionarse, de vivir el deseo, de tener intimidad. Todas ellas son válidas y trasnversales: nos atañen a todos, sea cual sea la orientación sexual de cada uno".

--¿Qué les diría, doctor Díaz Morfa, a las personas que se declaran asexuales? ¿Es posible revertir esa situación?

--"Yo creo que todos los problemas se pueden solventar, tanto los médicos como los psicológicos. Tanto si estamos ante una baja frecuencia sexual o ante una falta de atracción debida al miedo al abandono o a un conflicto con la intimidad, con la entrega, con el compromiso... En cada caso hay que buscar el motivo. Si una persona no vive con placer y con satisfaccion su sexualidad tiene un problema, un conflicto que sería adecuado que resolviera".



(apoyo)

CELIBATOS FAMOSOS

Algunos personajes reales o de ficción han hecho gala de un absoluto desinterés por los placeres carnales. Y aunque proliferan las elucubraciones que tratan de explicar las razones de esta aversión a las relaciones sexuales, el motivo último sólo está al alcance del interesado.

Simone Weil

Jeanne Garofalo

Sherlock Holmes

JM Barrie

Isaac Newton

Glenn Gould

Jon Ruskin

Nikola Tesla

Morrisey

Michael Jackson

Asimov

Chopin

martes, 6 de noviembre de 2012

Vivir sin atracción sexual

Las personas asexuales son el 1% de la población. Cada vez se animan más a comentarlo pero suelen ser incomprendidas y discriminadas. Buscan visibilidad a través de las redes sociales.
SEBASTIÁN RÍOS*
A los 17 años, y de la mano de Google, Hebe "Luli" Cattáneo descubrió su "lugar en el mundo". Hasta entonces, una palabra de significado desconocido daba vueltas en su cabeza, por lo que decidió googlearla. La palabra era asexual, y la definición que le devolvió el buscador se ajustaba perfectamente a lo que Luli sentía.
"Durante toda mi vida tuve cierta indiferencia hacia el sexo, nunca me pareció algo esencial o divertido y siempre intenté evitar situaciones íntimas con otros chicos. Y no me refiero a pequeños besos o abrazos, porque las muestras de cariño me agradan. El problema surgía cuando notaba cierta tensión sexual en el otro, me incomodaba esa situación", cuenta Luli, hoy con 20 años, estudiante de Derecho y fundadora del grupo de Facebook "Yo también soy asexual".
Como les sucede a muchas personas que un día descubren que no sienten ningún tipo de atracción sexual hacia otras, Luli se preguntó si no estaría equivocada. Y si ese sentimiento no podría revertirse.
Una vivencia similar tuvo Sabrina Canessa durante el proceso de reconocerse asexual. "Jamás me sentí interesada por el sexo, nunca tuve ninguna curiosidad ni interés, por lo que en algún momento tuve miedo de que tuviera alguna enfermedad. Pero cuando descubrí que la asexualidad existía, se me fue un peso de encima, porque no había nada malo ni roto en mí", dice esta estudiante de sistemas argentina de 24 años.
Hoy, la asexualidad es considerada por muchos una orientación sexual más a tomar en cuenta a la hora de pensar la sexualidad humana. Eso propone, entre otros, Tony Bogaert, profesor del Departamento de Psicología de la Universidad Brock, de Canadá, quien ha investigado en profundidad el tema. "La falta de atracción sexual puede ser definida como un tipo de orientación sexual, una cuarta dimensión de la orientación sexual: homosexual, heterosexual, bisexual y asexual", explicó el psicólogo, vía email.
Según Bogaert, alrededor del 1% de la población es asexual, lo que puede manifestarse de dos formas: "Aquellos que carecen completamente de deseo sexual y por lo tanto no se ven atraídos sexualmente por otros, y aquellos que tienen algún nivel de deseo sexual, pero que no conectan con el deseo sexual del otro, por lo que tampoco se ven atraídos por otras personas", explica Bogaert, autor del libro Understanding Asexuality (Comprendiendo la asexualidad).
En cualquiera de los casos, es muy común que las personas asexuales se sientan discriminadas o, cuando menos, incomprendidas. "Muchos se sienten discriminados, e incluso hay algo de evidencia en torno al hecho de que las personas heterosexuales ven a las asexuales en forma más negativa que a los gays o a las lesbianas", dice Bogaert.
"Hay mucho de mitología en torno al sexo, que en algunos aspectos incluso está sobrevalorado -advierte por su parte el doctor Adrián Helien, médico psiquiatra y sexólogo del hospital Durand, y autor del libro Cuerpos equivocados-. Pareciera que, si uno tiene buen sexo, va a ser más feliz, pero en realidad lo que va a tener es... buen sexo. Nada más, no es que a uno le va a ir mejor en la vida por ello. Y si bien el ejercicio de la sexualidad es importante para muchas personas, no lo es para todas. No hay una norma al respecto."
Cuenta Sabrina que cuando le explica a una persona que ella es asexual la reacción primera es siempre de incredulidad. "Me preguntan si tengo un problema hormonal, si me rompieron el corazón alguna vez, si tuve algún trauma en la infancia... Buscan razones o motivos, cuando en realidad no es un error, sino algo con lo que uno nace", dice Sabrina, al tiempo que agrega que al menos en un punto su historia no es la habitual de las personas asexuales: "Yo tengo una familia comprensiva, por lo que nunca tuve que esconder nada".
Luli dice haberse sentido muchas veces incomprendida. "No todos mis amigos entendieron de qué se trataba esto de ser asexual, por lo que algunos optaron por evitar hablar de sexo o incluso dieron por sentado que yo no entendía sobre el tema, por lo que me sentí excluida. Recuerdo que una amiga me sugirió la idea de tener que experimentar más, lo que rechacé, ya que la idea de experimentar algo sexual no me interesa."
De esa necesidad de lograr visibilidad para una vivencia que es normal entre quienes se reconocen asexuales es que en los últimos años han surgido -de la mano de Internet-numerosos foros, grupos de Facebook e incluso ONG que agrupan a la comunidad asexual. La más conocida es la llamada The Asexual Visibility and Education Network (AVEN); en castellano, Red para la Educación y la Visibilidad de la Asexualidad.
Johanna Villamil, de 27 años, gestora cultural, es, desde Bogotá, Colombia, la coordinadora de la rama iberoamericana de AVEN. "La palabra asexual es un poco rara, un poco confusa, se piensa que va en contra de lo sexual, que es antisexual, cuando en realidad es otro camino u otra opción dentro de la sexualidad misma", dice Johanna en conversación telefónica.
Desde su mirada, la asexualidad es una forma distinta de enfocar las relaciones humanas, lo afectivo y emocional, e incluso la intimidad, pero sin pensar al sexo como necesario. "Estamos en una sociedad que nos enseña que el vínculo más cercano que puede uno tener con otra persona es a través de una relación sexual, y que incluso es la forma indispensable para tener ese vínculo. Entonces, ¿si no te interesa tener sexo quiere decir que no tenés derecho a tener un vínculo o una relación?", dice Johanna.
"Pero que las personas asexuales no sientan atracción sexual hacia otras personas no significa, necesariamente, que no tengan relaciones sexuales -señala-. Por definición, somos personas que tenemos nula o baja frecuencia sexual, y dentro de la baja, se tienen. En mi caso, yo estoy en pareja con una persona no asexual, y tengo un máximo de cinco relaciones sexuales al año." *La Nación/GDA

UNA NUEVA ORIENTACIÓN

La primera conferencia no académica para abordar la asexualidad se desarrolló en la Universidad de Southbank, Londres, en julio pasado, informó The Independent. Michael Doré, organizador de la conferencia World Pride (Orgullo Mundial), dijo: "Queremos que se reconozca la asexualidad como una orientación sexual válida, en lugar de un trastorno o algo que la gente tiene que ocultar".
En la asexualidad, existen cuatro "orientaciones románticas": heterorrománticos (sienten atracción romántica); homorromántico (cuando es hacia una persona de su mismo sexo); birromántico o biamoroso (es aquel en el que la atracción amorosa no se basa en el género de la persona) y arromántico (en estos casos, no sólo no hay atracción sexual, sino que tampoco hay atracción romántica o amorosa de ningún tipo).

NO LES IMPIDE TENER PAREJA

La asexualidad no es (o no debería ser) un obstáculo para formar una pareja, afirma el psicólogo Tony Bogaert. "Una persona puede sentir una atracción romántica hacia otra, aun cuando no necesariamente tenga una atracción sexual. Por eso, una persona asexual puede enamorarse de otra, e incluso puede querer formar una familia." De hecho, explica Sabrina, existen diferentes orientaciones "emocionales" dentro de la asexualidad. "Aunque uno no sienta una atracción sexual, sí puede sentir una atracción romántica, y buscar cierto lazo emocional hacia cierto sexo: puede ser heterorromántico, homorromántico, birromántico o, incluso, arromántico", enumera Sabrina, que se reconoce en el último grupo: no atracción sexual-no atracción romántica.
"Todos somos seres sexuales, todos tenemos posibilidad erótica, el tema es poder tener la libertad y la autoconciencia para ejercerla o para no ejercerla -concluye Helien-. Que a una persona no le interese ejercer el erotismo o el autoerotismo es una posibilidad más dentro de la rica diversidad sexual humana."
Para quienes busquen más información sobre el tema el blog Diarios de asexualidad (http//diariosdeasexualidad.blogspot.com/) reúne artículos que se publican en medios masivos y otra información.
http://www.elpais.com.uy/suplemento/ds/vivir-sin-atraccion-sexual/sds_672218_121028.html

sábado, 3 de noviembre de 2012

ASSOCIATIE KU LEUVEN. Asexualidad

Bienvenido!
 Esta encuesta trata de asexualidad, popularmente descrito como la falta de sentir atracción sexual.
Gente asexual no se siente sexualmente atraída por otra gente, ni por hombres, ni por mujeres. La mayoría de las personas asexuales nunca ha sentido atracción sexual. Sin embargo, se puede observar variaciones en la comunidad asexual: algunos tienen o desean tener una relación, otros no, algunos son (o han sido) activos sexualmente y otros no. Sigue habiendo confusión sobre como se puede ver asexualidad, algunos pretenden que es una orientación sexual tal como heterosexualidad u homosexualidad.
Si te reconoces en esta descripción, te invitamos a rellenar esta encuesta.
 Con esta encuesta, quisiéramos obtener más visiones de cómo gente asexual describe la asexualidad. Es más, queremos mapear la variedad de la comunidad asexual respecto a experiencias relacionales y sexuales. Por último, queremos analizar la relación entre correlatos biológicos, psicológicos y sociodemográficos.

 Rellenar esta encuesta te llevará unos 50 minutos. 
¡Muchas gracias de antemano por tu ayuda! 
https://websurvey.kuleuven.be/index.php?sid=15915&lang=es

Si alguno/a está interesado/a en participar en este tipo de estudios tanto mediante cuestionarios anónimos como realizando entrevistas personales para contribuir con ello a profundizar en este tema que nos toca a todos, por favor, no dudéis en comentarlo aquí y os facilitaremos todo lo necesario. Actualmente el grupo REVA también necesita de vuestra colaboración.

Gracias infinitas!!!