lunes, 31 de octubre de 2011

Asexualidad, silenciosa revolución del erotismo



María Elena Moura
Para unos es un trastorno, para otros una orientación; lo cierto es que la asexualidad o falta de deseo libidinal gana adeptos en todo el mundo ante la curiosidad e intriga de expertos y población general.
El valor que la sociedad moderna da a la sexualidad es muy alto: muchas campañas de publicidad y artículos de consumo se basan en ella, y es innegable que buena parte de nuestras conversaciones e ideas a lo largo del día se relacionan con la seducción, el atractivo y la búsqueda del contacto íntimo.
Pero en medio de esta vorágine hay un grupo de mujeres y hombres de distintas edades cuya tendencia, si bien no es nueva, adquiere notoriedad por su peculiar postura ante los perseverantes llamados de Eros: son asexuales.
Cierto, pueden considerarse minoría, pero son más numerosos de lo que podríamos imaginar en primera instancia, ya que un estudio dirigido por el psicólogo Anthony Bogaert, de la Universidad de Brock en Ontario, Canadá, indica que entre 1 y 3% de la población mundial presenta esta condición.
De esta manera, si tomamos en cuenta sólo a los 3,000 millones de humanos en edad laboral que se estimaban en 2005, 30 a 90 millones de ellos serían asexuales. Y para aclarar más este panorama, sirva como referencia recordar que la comunidad homosexual constituye 4% de los habitantes del planeta.
¿Preferencia, trastorno, pudor...?
Por supuesto, muchos nos preguntamos si las personas asexuales sufren alguna disfunción, o bien, si su actitud hacia el erotismo depende de algún acontecimiento traumático, problema psicológico, incapacidad para conseguir pareja y/o postura moral o religiosa (celibato). La respuesta es no.
"Hay quienes sencillamente no experimentan interés sexual alguno. A diferencia de la mayoría de la gente que siente atracción hacia el género opuesto, el mismo o ambos, los individuos asexuales no tienen ningún tipo de deseo erótico”, comenta el profesor Anthony Bogaert, y añade: “Pero lejos de que esto les cause algún conflicto, este grupo se declara sumamente feliz, y ello es lo increíble del caso”.
Es importante señalar que si bien hay suficiente evidencia sobre personas que presentan aversión al contacto íntimo por sufrir abuso sexual, problemas psicológicos, educación represiva u otros factores, la historia particular y testimonios de quienes se asumen como asexuales deja en claro que se trata de sujetos que nacieron así.
En este sentido, Geri Rich Jones, escritora y comediante de origen británico que funge como portavoz de este grupo, señala: “Me esfuerzo por lograr la comprensión en un mundo donde el sexo es fundamental, y sé que no estoy sola, pues he conocido a mucha gente como yo, en persona o por Internet [...]. A la mayoría de nosotros nos desagrada ver la televisión por su alto contenido erótico, y no es que queramos ver monjas, sino que la presencia de la sexualidad es tan abrumadora como una gran pausa comercial”.
“Asexualidad es haber nacido sin sentimientos sexuales, pero no quiere decir que no tengamos emociones. Nos enamoramos como los demás (no dejamos de pensar en esa persona y queremos estar con ella todo el tiempo), pero en lugar de fantasear con tener relaciones, nos imaginamos abrazados, caminando de la mano en el bosque o intercambiando besos en la mejilla”, explica la artista, ahora radicada en Holanda.
En este mismo sentido, el célebre cantante de rock Steven Patrick Morrissey, que ha manifestado su aversión a la vida sexual en repetidas ocasiones, suele incluir en sus canciones letras con imágenes plagadas de amores platónicos, distantes y ambiguos, acompañados de frases contundentes como: “no puedo imaginar a mi cuerpo respondiendo a un estímulo sexual” o “la mayoría de la gente tiene el cerebro entre las piernas”.
En busca de un lugar
Ante las evidencias, los investigadores que se han ocupado del tema creen que las personas asexuales tienen impulsos eróticos casi nulos debido a desajustes hormonales o neuronales, sin dejar de lado la teoría de un posible origen genético, pues se han registrado casos de ausencia de actividad sexual en diversas especies animales.
No obstante, hasta el momento los expertos coinciden en que “los asexuales parecen caracterizarse más por un escaso deseo y excitación que por bajos niveles de comportamiento sexual o altos índices de represión”, como indican las conclusiones de un análisis realizado por el Instituto Kinsey, en Estados Unidos, y ante tales circunstancias no hablaríamos de una disfunción, sino de una orientación que por sí misma no provoca angustia ni desorden emocional.
Mientras los estudios avanzan y nos ofrecen una explicación más certera, los defensores de esta condición forman organizaciones como la internacional Asexual Pals, cuyos integrantes buscan que su forma de vida se reconozca tan sana y respetable como cualquier otra, o bien, se valen de las nuevas tecnologías para fundar espacios como el sitio Perspectiva Asexual y Red de Educación (AVEN, por sus siglas en inglés), que ofrece la oportunidad de ser un punto de reunión en Internet y brinda orientación psicológica.
Como dato curioso, sirva señalar que el movimiento asexual ya cuenta con una bandera que lo distingue, formada por cuatro franjas horizontales de igual proporción que, de arriba hacia abajo, son de color negro, gris, blanco y morado.
Finalmente, debemos enfatizar que las principales dificultades que padecen o han sufrido las personas sin deseo libidinal, como es de esperarse, surgen al involucrarse sentimentalmente.
Dado que la mayoría de la gente da por sentada la actividad erótica como parte de la vida en pareja, algunos asexuales toleran las relaciones íntimas para mantener el vínculo, aunque de forma conflictiva, ya que su contraparte se siente frustrada por su escasa actividad sensual.
Para ejemplificar lo anterior, basta estudiar la biografía de algunas celebridades que han sido asexuales o se cree que lo han sido, como el físico inglés Isaac Newton, los escritores Franz Kafka (checo) y Paul Bowles (estadounidense), el músico polaco Federico Chopin y el pintor español Salvador Dalí, quien declaró que “el sexo no era para él”, pese a sostener larga relación con su musa Gala, con la que nunca tuvo encuentros íntimos, aunque toleraba que los disfrutara con otros hombres.

2 comentarios:

Solete dijo...

Me gustó el artículo, y cuánta razón tiene!!! Nosotros somos felices así, lo único malo es el tema de pareja, para los asexuales románticos es duro saber que siempre estarás solo.

Lucía dijo...

Pienso igual, ese es el único problema. Pero parece que no es exclusivamente nuestro por ser así. Mucha gente tiene dificultades para encontrar pareja en los tiempos que corren, tal vez porque vivimos muy deprisa y dedicamos poco tiempo a los demás. Si a eso le sumas que las costumbres han cambiado y nos comunicamos mejor por internet que en persona ya tienes el drama....¿no?