martes, 25 de mayo de 2010

Diario de una asexual. Cap.3

Lucía, abril 1995


Querido diario. No escribo desde hace meses y es que no he encontrado las fuerzas para describir el terrible cambio que ha sufrido mi vida desde la última vez.
Este año es muy importante para mí pues acabo mis estudios de grado medio. Mi hermana y yo nos hemos apuntado a una academia para obtener el permiso de conducir. Pensamos prepararnos juntas y seguro que será divertido. Pero aún así, siento que ya no la conozco. Al final, su relación con Héctor se ha prolongado más allá del verano contra todo pronóstico y a pesar de la distancia entre ellos. Se ha convertido en un espectro entre nosotras. Nunca hablamos de él pero siempre está presente. Me irrita. Me molesta sobre manera que irrumpa en nuestra intimidad con sus inoportunas llamadas telefónicas que, además, se prolongan más allá de lo justificable. Desde que regresamos del pueblo al finalizar las vacaciones, no ha habido un momento solo para nosotras. Se acabó ver la televisión los sábados por la tarde, se acabó también tomar juntas el aperitivo disfrutando de una charla relajada, se acabó el nosotras porque ahora son ellos y yo.
No comprendo la necesidad de mi hermana en mantener una relación a distancia con alguien que además, según ella misma reconoce, no se está portando bien.

Ha llegado la Semana Santa y con ella mi cumpleaños. Amargo debido a los acontecimientos pero más aún porque será el primero que voy a celebrar sin ella . Se va. Dice que la ha invitado a pasar las fiestas en su casa y se irá con él. Será la primera de las dos en viajar en avión y también en conocer las Islas.
Se que suena a celos por mi parte pero debo explicar que lo que me duele en realidad es perder la oportunidad de vivir juntas estas nuevas experiencias.

La vida cotidiana en nuestro lugar de residencia habitual no tiene nada que ver con nuestras estancias en el pueblo. Del mismo modo, la gente con quien nos relacionamos tiene mucho más en común conmigo y por ello, es frecuente que salga de fiesta los sábados por la noche por propia iniciativa.
Mis amistades actuales también lo son de mi hermana, de hecho a la mayoría los he conocido a través de ella. Siempre ha sido más sociable que yo, más extravertida y más dulce al trato. No solo su físico sino también su personalidad templada la convierten en una persona muy atractiva.
Estoy muy satisfecha con el grupo de amigos y amigas que hemos formado. Somos una piña y generamos un ambiente tan positivo que no pasa desapercibido allá donde vayamos. No es extraño que, a lo largo de una noche, se nos vaya sumando gente contagiada por nuestro espíritu de diversión. Dentro del grupo no hay tensiones de ningún tipo aunque sí se han formado lazos especiales entre algunas parejas sin que ello merme nuestra unidad.
Es un sentimiento no manifiesto pero por todos conocido el que compartimos Julio y yo. No puedo describir lo que siento por él. Está claro que le gusto desde hace tiempo y él a mí. Me hace falta dentro del grupo, más que cualquier otra persona, pero no puedo decir que esté enamorada. También he de decir que nunca lo he estado y que tal vez un espíritu tan independiente y racional como el mío no sepa discriminar tal emoción de entre todas las que se acumulan en mi ser cuando estoy con él. Para todos, y para nosotros dos, somos pareja aunque no sepamos muy bien desde cuando. Julio y yo nos entendemos con solo mirarnos pero cuando hablamos siento con él una complicidad muy parecida a la que tengo con mi hermana y eso no me ha pasado nunca antes.
Junto con todo el grupo hemos vivido ya varios viajes de fin de semana. Escapadas que han servido para afianzar más nuestra amistad. Tengo la suerte de tenerlos a mi lado ahora que estoy sufriendo. Por otra parte, no es justo que cada vez que les vea sin mi hermana delante les agobie con la misma historia. Historia que todos ven normal aunque para calmarme me den la razón admitiendo que resulta un poco extraña una relación a tanta distancia y asegurándome que será flor de un día. Pero veo en nuestras amigas, hasta ahora todas sin pareja, un atisbo de envidia. Cuando creen que no estoy en la conversación, felicitan a mi hermana por haber encontrado novio y muestran interés por saber más detalles de la relación. Ninguna trata el tema si estoy delante, me temo, por la misma razón que no lo hace mi hermana cuando estamos en casa. Soy muy vehemente a la hora de expresar mis opiniones y todas saben cuál es mi postura en este caso. Quizá la posibilidad de crear un conflicto dentro del grupo las lleve a comportarse con cautela. Entiendo, de todas formas que no es cómoda la situación ya que nos aprecian a las dos por igual y no quieren posicionarse a favor de ninguna. Tampoco yo lo pretendo.

Salir con ellos cuando mi hermana se haya ido con Héctor va a resultar extraño. No se si voy a saber comportarme igual que siempre sin la seguridad que me da su presencia. Solo pensarlo hace que me sienta como si arrancasen una parte importante de mi ser.
Su ausencia no la llenará ni tan siquiera Julio. Mi relación con él podría calificarse cuando menos de peculiar. Aunque los dos buscamos nuestros momentos de intimidad, estos en su mayor parte, siempre han tenido lugar en presencia de nuestra pandilla. Nos gusta bailar juntos, compartimos nuestras bebidas, caminamos de la mano por la calle , aunque esto último me resulte incómodo, entre bromas y charlas. Conversamos mucho y yo se lo cuento todo. También a él le gusta compartir sus pensamientos conmigo cosa que le agradezco profundamente. Es comprensivo, dulce, sincero, paciente y muy respetuoso. Llevamos así unos meses, o quizá un año ya, y su timidez junto con mi confusión hace que no avancen mis sentimientos hacia él. Es sin duda el chico perfecto para mí y no entiendo qué me impide lanzarme a sus brazos y decirle que le amo. Tal vez precisamente eso, que no le amo. A veces pienso que le falta algo para ser definitivamente mi pareja ideal. Pero juro por lo más sagrado que no se qué es. Daría media vida por saber qué le falta para acabar de conquistarme como hombre y para despertar en mí la atracción necesaria.

4 comentarios:

Aliena23 dijo...

Cary, cada capitulo me gusta mas. Pero no entiendo, ¿Se basa este diario en tus recuerdo o realmente tienes un diario que data desde el 94 y a raiz de lo que has vivido puedes llamarlo "Diario de una asexual"?

Lucía dijo...

No, nunca he tenido diario, así que lo estoy rememorando. Solo reflejo la parte de mi vida que fue más trascendental para llegar a una conclusión: que soy asexual y que sufrí una enorme dependencia emocional de mi hermana sin darme cuenta.Me vinculé a ella afectivamente porque era la relación más satisfactoria que yo creía podía conseguir. Gracias por leerme Aliena.

Diego83 dijo...

Para mi que Lucia, a parte de ser asexual, es un poco celosa. Chiquilla, que no te van a robar!!!

Lucía dijo...

¿te refieres a celosa de su hermana o celosa de su intimidad?
Por aquel entonces era una adolescente inmadura que se aferraba a lo conocido, la relación enfermiza con su hermana. Inconscientemente sabia que no podía seguir sus pasos y buscar sus propias vivencias, por ello buscaba vivir através de quién sí podía.....su hermana. Pero a esa conclusión es a donde pretende llevaros este relato. Paciencia!!